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viernes, 1 de agosto de 2008

¿Qué es la salvación? - Segunda Parte

La Ley y la Gracia


Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

(Romanos 6:14 RV1960)

ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. (1 Corintios 15:56 RV1960)


La paga del pecado es la muerte, el pecado es el aguijón de la muerte. El poder del pecado es la condenación, la ley no nos salva sino que nos condena al no poder ser cumplida en su totalidad por nosotros. Por lo tanto cuando decimos que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia lo que quiere decir es que no estamos ya bajo condenación sino bajo la misericordia de Dios, su gracia o regalo no merecido.


La Ley nunca ha sido abolida pues esta debe existir para que pueda haber un juicio justo. Sin ley no hay juicio pues no hay nada de que inculpar. La ley señala nuestra infracción, nuestro pecado y contra quien hemos infrigido la ley, contra quien hemos pecado, Dios.


Lo que fue abolido fueron los ritos, ceremonias y sacrificios de la ley pues estas tenian el fin de señalar a Cristo pero la ley en sí sigue vigente hasta el fin del mundo cuando sea ejecutado el gran juicio de Dios por medio de Jesucristo, en su segunda venida como juez de toda la tierra.



La Gracia y la Salvación


Si justamente merecemos la condenación, al no poder cumplir toda la ley divina de Dios perfectamente, pero por su misericordia, nos justifica o declara inocentes por medio de la fe en Jesucristo regalandonos su salvación. ¿Cómo entonces nos la quitaría al no poder cumplir su ley? No tendría sentido tratar de hacernos cuidar nuestra salvación cuando ni siquiera podemos cumplir su ley. Por lo tanto, de la misma manera que nos la regala, de la misma manera el la cuida por medio de su Espíritu Santo que ahora mora en nosotros, redarguyendonos y dandonos convicción de pecado para confesarlos y arrepentirnos y retornar al camino del Señor.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

(1 Juan 1:9 RV1960)

La salvación es un regalo de Dios que no merecemos ni que podemos cuidar. El es quien la dá y la mantiene por su misericordia. La salvación es dada, mantenida y finalizada por Dios.

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

(Hebreos 12:2 RV1960)

estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

(Filipenses 1:6 RV1960)

Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

(Judas 1:24 RV1960)

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

(1 Juan 5:13 RV1960)

y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.

Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.

Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.

(Jeremias 32:38-40 RV1960)

Muertos al pecado

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?

En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

(Romanos 6:1-2 RV1960)

Reconociendo nuestra culpabilidad delante del justo juicio de Dios y en gratitud hacia su perdón y gran misericordia por declararnos inocentes por medio de Jesucristo, ¿cómo podemos seguir pecando voluntaria y deliberadamente? Un verdadero creyente no practica el pecado, puede caer en pecado porque aun no hemos sidos redimidos con nuestros cuerpos glorificados y vivimos en nuestros cuerpos pecaminosos pero no vive practicando el pecado y el libertinaje sino que se somete a la obediencia a Dios y permite que su conducta sea moldeada y transformada por medio del Espíritu Santo que mora en nosotros reconociendo que nuestros esfuerzos son en vano pues esto es la obra del Espíritu Santo.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

(Gálatas 5:22-25 RV1960)

Es entonces que la ley de Dios es cumplida en nosotros al ser obrada por el Espíritu Santo que produce sus frutos en nosotros.

Este es el pacto que haré con ellos

Después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en sus corazones,

Y en sus mentes las escribiré,

(Hebreos 10:16 RV1960)

Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

(Marcos 12:29-31 RV1960)

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

(Gálatas 5:14 RV1960)

Y este amor a Dios y al prójimo es la gran obra del Espíritu Santo en los creyentes.

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

(1 Juan 4:8 RV1960)

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

(1 Juan 4:16 RV1960)

Aquellos que traten de agradar a Dios por sus propios esfuerzos no reconocen la gravedad de sus pecados ni la necesidad de un salvador ni de la gracia de Dios y por tanto no han sido perdonados por Dios pues no podemos ser justificados, ni salvados por nosotros mismos sin la ayuda de Dios en Jesucristo su Hijo.

De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

(Gálatas 5:4 RV1960)



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