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sábado, 12 de mayo de 2012

El Reino de Dios para los Hebreos

Por Ing°. Mario A Olcese (Apologista) y Juan Baixeras

El evangelio Reino de Dios del Judío Jesús

El Señor Jesucristo dedicó la mayor parte de su tiempo predicando el evangelio del Reino de Dios a sus paisanos Judíos. Y sabemos por las Escrituras que Él comenzó su ministerio anunciando que el reino de Dios se había acercado y que para participar de él la gente debía prepararse, arrepintiéndose de sus pecados. Pues bien, es interesante descubrir que Jesús empezara anunciando a sus interlocutores que el Reino de Dios se había acercado sin dar previas explicaciones de lo que éste se trataba. Esto nos sugiere que el reino de Dios era algo que sus paisanos conocían muy bien y que estaban esperando desde hace mucho tiempo, pero que ahora se estaba haciendo una realidad al acercarse con la presencia del mensajero-rey de Dios.Es entonces necesario que todo estudiante de la Biblia halle el significado del reino de Dios a través del pensamiento de aquellos Judíos contemporáneos de Jesús, y de los judíos que profetizaron de este evento extraordinario muchos siglos antes de que él naciera en Belén.

El Error que nubla el verdadero Reino de Dios

Sabemos que los Judíos del primer, segundo, y tercer siglos estuvieron fuertemente influenciados por el pensamiento Gnóstico prevaleciente es sus tiempos. Los Gnósticos no eran precisamente cristianos ortodoxos, sino creyentes en un Cristo que más parecía una figura Griega que humana. Para algunos el Cristo Helénico era un hombre mitad humano y mitad Dios como el mitológico Heracles, hijo del dios Zeus y la humana Alcmena. En la mitología romana era Hércules. Y para los gnósticos, el Cristo no era realmente un humano, sino que tenía la apariencia de humano. Esta secta consideraba a la materia como esencialmente mala, y por eso no podían concebir que el Redentor fuera un humano de carne y huesos. Estos pensaban que el conocimiento (Gr. Gnosis) que ellos poseían les permitiría escapar de la prisión de la carne y partir con la muerte a otro plano o esfera (pleroma o proto cielo) a través de sus almas inmortales. Para los Gnósticos sería inconcebible que el Cristo morase y reinase como hombre en su reino desde Jerusalén, y menos, por un milenio. La creencia o la meta de los Gnósticos era partir a otro lugar o plano existencial, dejando atrás el cuerpo para vivir como seres incorpóreos (o almas inmortales). Su creencia tenía visos claros de la influencia del pensamiento de Platón y de otros pensadores o filósofos paganos de la Grecia antigua.Es por tanto necesario que aceptemos o creamos en el evangelio del reino de Dios respetando la prístina creencia que de él tuvieron los patriarcas, los profetas, Cristo, y los apóstoles. Ninguno de ellos pensó en el reino de Dios según el concepto de los Griegos o de los llamados gnósticos. Al contrario, el apóstol Pablo llamó al conocimiento gnóstico como “la falsa ciencia o gnosis” (1 Timoteo 6:20: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe”).

Promesas de Dios a los Padres:

El concepto Hebreo empieza con las promesas que Dios le hizo a Abraham en Génesis 12:3, Génesis 13:14-15 & Génesis 17:7-8. Estas promesas también fueron hechas a Isaac (Génesis 26:4) y a Jacob (Génesis 28:14) los cuales son el hijo y el nieto de Abraham. Estos tres también son conocidos como los patriarcas.Génesis 12:3 “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”Esto es una referencia al Mesías (Jesús). Dios le prometió a Abraham que a través de su descendencia vendría alguien por el cual el mundo sería bendecido (salvo). Pablo lo confirma en Hechos 3:25-26:“Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tusimiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese.” La segunda promesa tiene que ver con la tierra. Las familias que serán bendecidas son las familias de la tierra. Y es en la tierra que las familias serán bendecidas. Dios específicamente le promete a Abraham la tierra (o nación, como se le refiere en algunos casos) como su herencia.Génesis 13:14-15: “Y Jehová dijo a Abraham: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierraque ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” Génesis 17:7-8: “Y estableceré mi pacto entre mí y tu, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, en pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti la tierra que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.”El Mesías vino a confirmar y a proclamar las promesas hechas a Abraham, Isaac y a Jacob. Esta es la razón por la cual Jesús vino. Como consecuencia de su muerte nuestros pecados son perdonados (somos bendecidos), y a través de su gobierno como nuestro rey en la tierra (La segunda venida de Jesús), Abraham y sus descendientes (los resucitados en Cristo) heredarán la tierra como su heredad perpetua.Romanos 15:8:“Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para CONFIRMAR las promesas hechas a los padres.”¿Qué promesa? Que Abraham y sus descendientes serían herederos del mundo.Romanos 4:13: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la PROMESA de que sería HEREDERO DEL MUNDO, sino por la justicia de la fe.”

La promesa de Dios a David:

También es oportuno señalar que Jesús no es sólo el descendiente de Abraham, sino también del mismo rey David (Mateo 1:1). ¿Y qué importancia tendría que Mateo remarque que Jesús es el hijo de David? En primer lugar, los israelitas estuvieron gobernados por jueces por algún tiempo hasta que le pidieron a Samuel tener un rey como tenían los demás reinos a su alrededor. Es así como Dios ungió a Saúl, luego a David, a Salomón, y a los demás reyes Judíos hasta Sedequías, el último rey que tuvo Judá, y que fuera depuesto por su desviación hacia la idolatría en el 587 AC. Sin embargo, a través de Ezequiel, Dios prometió restaurar el reino davídico suspendido a través de un varón descendiente de David, y a él el Señor le entregaría el cetro, la tiara y la corona (Ezequiel 21:25-27: “Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad, así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré”). Recordemos que a David Dios le dijo que no faltaría varón que se sentara sobre su trono. Y todos sabemos que ese varón es el Señor Jesucristo, el rey de los Judíos, que reclamará el trono que por derecho le corresponde.¿Entonces qué vino a proclamar Jesús? ¡El reino de Dios!

Lucas 4:43: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.”Como pueden ver, Jesús vino a confirmar las promesas que Dios hizo a Abraham y a proclamar el reino de Dios, Jesús está proclamando lo que vino a confirmar.

1 Corintios 6:9: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?”A Abraham se leprometió que él heredaría el mundo. En el versículo arriba dice que los injustos no heredarán el reino de Dios. La palabra clave es “heredar.” Heredar el reino de Dios es heredar el mundo. El reino de Dios es el mundo bajo el gobierno de Dios a través de Su Mesías, Jesús.El reino de Dios = Las promesas que Dios le hizo a los patriarcas y a David.Entrada al reino de Dios es la meta cristiana. Este es el galardón que Dios le ha prometido a los seguidores de Cristo.

Gálatas 3:29:“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos segúnla promesa.” ¿Qué promesa? Que Abraham y su descendencia serían herederos del mundo.
Romanos 4:13: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.”
Se supone que nosotros heredemos el mundo junto a Abraham. Por nuestra fe en Cristo estamos considerados descendientes de Abraham y herederos de la misma promesa. Con Cristo como nuestro rey, reinaremos en la tierra. Apocalipsis 20:4 dice: “Y vivieron y reinaron con Cristo por mil años.”
¿Dónde reinaremos con Cristo? Apocalipsis 5:10 nos dice la respuesta: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
El reino de Dios es el tema de la Biblia entera. Empezó con las promesas que Dios le hizo a Abraham. Cada profeta ha tenido que decir algo de este tema. Dios a través de los profetas añadió mas detalles hasta que Jesús llegó para confirmar y proclamar el reino de Dios, no solamente a los judíos, sino al mundo entero (bendiciones, Génesis 12:3). Abraham y sus descendientes nunca han poseído el mundo. Ellos todos murieron en fe (Hebreos 11:13), y por eso es que habrá una resurrección, para que las promesas de Dios sean cumplidas. ¿Cuándo sucederá la resurrección? En los últimos días de este siglo, en la venida de la nueva era (que se inaugurará en el regreso de Jesús). Es aquí cuando Abraham y sus descendientes serán herederos del mundo.
Lucas 20:35: “Mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos.

¿Es este el mensaje que Usted ha creído y hecho suyo?

La pregunta que le hago a usted ahora es: ¿Ha aceptado realmente este evangelio original o ha creído en otro que le resulta más “celestial y espiritual”? Recuerde, la creencia en un evangelio falso no lo salvará. Es como tomar un remedio que no es el indicado. Recuerde, Pablo dijo que no prestásemos atención a los evangelios falsos, y que aquellos que los predican son anatemas (Gál. 1:6-10 “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”). Es como creer en “otro Jesús”. Si usted dice creer en Jesús, pero ese Jesús que ha creído es otro Jesús, ¡usted no se salvará! (2 Corintios 11:4,3 “Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”). Los Gnósticos habían creído en un “Jesús diferente”, así como en un “reino de los cielos” diferente. En la perspectiva gnóstica “el Reino de Dios” está dentro de nosotros, porque de acuerdo a ellos, somos parte de la esfera divina”. Ellos enseñaban que los hombres, en su ser auténtico, en su yo profundo, eran divinos, y eran parte del mundo divino. Y es justamente esta creencia gnóstica que toman los católicos y evangélicos al decir que el reino está dentro de cada creyente. Pero en la perspectiva Judeo-cristiana, el reino de Dios no está dentro del hombre, sino entre los hombres, y es precisamente la persona de Cristo (figura de dicción ‘Sinecdoque’: Una parte por el todo) que en su primera venida estaba entre los hombres mostrando las bondades del reino futuro, y que finalmente lo consumaría en su parusía cuando lo estableciera en la tierra para reinar entre los hombres (Luc. 17:21).

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