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domingo, 1 de diciembre de 2013

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino...

Como vimos la buena nueva es que la restauración del reino de Di-os o reino de Israel estaba cerca. Pués le fue profetizado a Miriam la madre de Yeshúa que su hijo sería el heredero al trono de Israel.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 
(Lucas 1:32-33 RV1960 )

Sin embargo esto no ocurrió y los discípulos del rabí Yeshúa le preguntaron:

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 
(Hechos 1:6 RV1960)

Es obvio, por el contexto de las Escrituras, que ellos hablaban de la restauración de la que hablaron los profetas.

y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. 
(Ezequiel 37:21-22 RV1960)

Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. 
(Ezequiel 37:25 RV1960)

Pero como vimos los discípulos del rabí Yeshúa no habían comprendido que primeramente él tenía que padecer, morir y resucitar. Por eso Yeshúa les dijo:

Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. 
(Lucas 24:25-27 RV1960)

Las Escrituras también muestran que el Rey elegido se ausentaría por un tiempo y luego regresaría para gobernar a su pueblo.

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel. Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra. 
(Miqueas 5:2-4 RV1960 )

El profeta Miqueas declara que de Bet Lejem, la ciudad del Rey David, saldría el heredero al trono pero que se ausentaría "hasta que dé a luz la que ha de dar a luz" y el resto de los hermanos del Rey, una referencia a la Casa de Judá, regresase junto a sus hermanos, los hijos de Israel dispersos entre las naciones.

"Hasta que dé a luz la que ha de dar a luz" son los hijos de Israel dispersos entre las naciones. Acerca de la restauración de Sión el profeta Isaías dice:

Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos? Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. 
(Isaías 49:21-22 RV1960)

Los hijos de Israel regresarán juntos con los de la Casa de Judá tal y como lo dice el profeta Jeremías.

En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres. 
(Jeremías 3:18 RV1960)

Pero antes de todo esto el Rey de Israel se ausentaría por un tiempo, tal como dice el profeta Oséas:

Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.
(Oseas 3:4-5 RV1960 )

Por eso aún no ha sido restablecido el Reino a Israel. Pués su restablecimiento está condicionado a la teshuvá , o sea al arrepentimiento y retorno al camino de El Eterno, su Torá o Instrucción; tal y como es mencionado por Moisés hablandole al pueblo hebreo.

Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 
(Deuteronomio 30:1-6 RV1960 )

Entonces se cumplirá la profecía de Moisés tal como el profeta Ezequiel menciona.

Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre. Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante; cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.
 (Ezequiel 39:25-29 RV1960 )






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